Consideraciones al momento de realizar el reemplazo de cable en una instalación eléctrica

En esta ocasión abordaremos un tema que resulta del interés general y que se deriva un tanto del mes anterior cuando se abordó el tema relacionado al “Mantenimiento de las Instalaciones Eléctricas”. Lo que trataremos a continuación, servirá al momento de poner en marcha un proyecto que implique el reemplazo de conductores eléctricos y que mediante la ayuda de las Guías Jalacables se tornará en una tarea sencilla y libre de complicaciones.

Iniciemos con el pensamiento, que el profesional ha determinado el reemplazo de cable por diversas causas, algunas de ellas podemos mencionar la principal, que es el que toda instalación eléctrica no es eterna y cuenta con una vida útil finita. Además de ello, existen otras causas como por ejemplo, que el conductor a lo largo de su vida sufre daño o avería debido al uso excesivo o constante, presencia de sobrevoltajes, así como de cortocircuitos. Por lo antes descrito, es necesario comparar que un cable eléctrico sometido a condiciones normales puede durar alrededor de 25 años, empero diversos factores pueden acortar su vida reduciéndola a tan solo 10 años.

Dicho esto, consideremos que el electricista inspeccionó la instalación y a través de diversos parámetros determinó que la vida útil del conductor eléctrico ha llegado a su término, algunos de los criterios fueron resistencia, tensión, corriente, temperatura en tableros, entre otros más. Nuestra recomendación es que la labor sea hecha con todas las medidas de seguridad para garantizar la integridad de la persona y que la persona que las lleve a cabo sea un electricista calificado. De lo antes expuesto, se debe agregar el contar con Equipo de Protección Personal y herramienta de trabajo que permita concretar las actividades sin correr riesgo alguno.

Como hemos visto, será necesario contar con equipo para la labor de inspección, pero en algunas ocasiones bastará con una inspección visual para confirmar que el conductor eléctrico requiere ser reemplazado. Existen características físicas que evidencian el paso tanto del tiempo, como del desgaste multifactorial que ha sufrido el cable. Algunas de estas muestras que saltan a la vista son material aislante en mal estado como:

- Roto.

- Quebradizo.

- Agrietado.

- Poco flexible.

- Sin color.

Entonces, dada la necesidad de renovar el cableado, lo importante es contar con la posibilidad de facilitar el proceso del pasado de cables sin que resulte dañado debido a lo reducido del espacio que suele ser al interior de los conductos o lo complicado de las curvas, propio de las esquinas que al forzar el cable a través de ellas, la cubierta aislante se rasga no solo en una sección sino en toda su longitud.

Para tal propósito, es hora de hablar sobre un magnífico aliado que nos permitirá cumplir en tiempo y con gran calidad el trabajo hecho. Estamos hablando de las Guías Jalacables, que son un elemento de apoyo para pasar los cables de registro a registro. Sus bondades, varían en base al material con el que se fabrica, por ejemplo, fibra de vidrio como es el caso del modelo 56380 y que es útil para tramos atestados de cables. Ante este panorama y gracias a que la guía cuenta con un perfil ranurado, el trayecto del conductor se hace de forma sencilla, ya que evita la fricción con el tubo, así como con los cables con los que se comparte el espacio.

Es importante considerar, que para seleccionar la guía correcta se debe reflexionar sobre el uso que se le dará.

A continuación, cuatro consideraciones para seleccionar de una mejor forma nuestra inversión:

1.- Selección del cable conforme su tipo.
Si el tubo donde se requiere pasar el cable se encuentra saturado por otros cables, se debe considerar una guía con perfil ranurado. Si la instalación comienza de abajo hacia arriba, debemos pensar en una guía cuya rigidez sea la óptima. Si el cable considera pasar a través de varios codos, entonces estamos buscando que la guía sea flexible. Si es necesario trabajar en lugares con poca iluminación, como es el caso del entrepiso entre losa y techo falso, entonces una guía jalacables luminiscente es la mejor solución.

2.- Cualidad del aislante.
Una vez, que las interrogantes anteriores han sido resueltas y ha sido posible identificar la mejor opción, es momento de seguir adelante con la selección de insumos. Es por ello, que cuando se habla de proyectos públicos, debemos hablar de cables libres de halógenos cuyo uso se ha vuelto común debido a sus muchos beneficios, pero principalmente porque mejoran la seguridad de las instalaciones eléctricas ya que no propagan el fuego durante un incendio.

3.- Calibre del cable.
Otro elemento importante, es la selección del calibre del cable, cuya designación o tamaño se identifica conforme la nomenclatura AWG (American Wire Gauge). Para ello, será necesario tener un conocimiento previo mediante el uso de diversas fórmulas, las más frecuentes y básicas son las de Ley de Ohm y Ley de Watt que nos permitirán ubicar el calibre conforme al consumo de corriente. Realizar el cálculo correcto, será determinante para ubicar la ampacidad permisible del conductor, recordemos que este concepto nos habla de la corriente máxima que un conductor puede transportar continuamente, bajo las condiciones de uso, sin exceder su rango de temperatura. No hacerlo, se corre el riesgo de un sobrecalentamiento de la línea y desgaste prematuro de la misma.

4.- Cualidad del conductor.
Adicionalmente, es importante verificar la conductancia del cable, es decir, de la propiedad de un material para permitir fluir la corriente a través de él. Por lo que mayor conductancia, representa mayor cantidad de corriente, lo que se traduce en menor resistencia al flujo eléctrico. Partamos del material de mayor uso y preferencia, el Cobre. Este material cuenta con una gran eficiencia en la conducción de energía y aunque hoy en día es común encontrar conductores eléctricos fabricados a base de Aluminio, no significa que sean la mejor opción:

Como hemos visto, un programa de mantenimiento implica soluciones integrales, es decir, no solo es un tema de poner en marcha revisiones periódicas sobre el desempeño de las instalaciones, y su mejora cuando sea necesario, sino ir más allá abarcando temas diversos como calidad de los materiales, seguridad de las personas, tanto de las que disfrutan de las instalaciones, como del electricista encargado de dar mantenimiento; así como provisión de elementos que salvaguarden su integridad, es decir, estamos hablando de herramientas que cumplan con estándares de calidad nacionales o internacionales, y Equipo de Protección Personal mientras se trabaja.

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